El sueño en los bebés es un tema que genera muchas dudas, angustias, preocupaciones y frustraciones en mamás y papás.
Conocer más sobre esto puede ayudarnos a transitar mejor esta etapa de la vida, fundamentalmente para no tener expectativas irreales para con nuestros bebés.
Los bebés saben dormir
Es importante saber que ningún bebé duerme NI PUEDE dormir muchas horas de corrido. El sueño es un proceso evolutivo, que está absolutamente relacionado a las necesidades del ser humano. El sueño irá cambiando y transformándose con el correr del tiempo. Por eso, un bebé no duerme igual que un niño, ni un adolescente igual que un adulto, ni un adulto que un anciano!.
El bebé necesita ser alimentado frecuentemente y fundamentalmente por su dependencia, requiere del contacto y cercanía permanente, especialmente, con su mamá, que le ofrece seguridad y tranquilidad. Y su sueño está diseñado en función de esto. Entonces es esperable que se despierten varias veces, para comer y asegurarse que mamá está cerca, y así volver a conciliar el sueño.
Además, el bebé no sabe diferenciar día y noche. Esto es algo que va a ir adquiriendo a medida que crece.
Las Fases del Sueño
El sueño es un proceso compuesto por fases. Cuando pasamos de una fase a otra, se producen microdespertares, tanto en los bebés como en los adultos, en los que corroboramos que todo esté bien para continuar durmiendo. En nuestro caso, a veces no somos conscientes de ello.
La diferencia radica en que nosotros, los mayores, podemos conciliar el sueño fácilmente luego de esto, a veces sin llegar a ser conscientes, otras nos giramos en la cama, miramos la hora, nos levantamos al baño, etc, y luego continuamos durmiendo.
En cambio, los bebés no, y por eso se despiertan entre fase y fase. Necesitan corroborar la presencia cercana de esa figura de apego. Por lo que cuánto más cerca esté, mejor!
Es recién en torno a los 6 años que los niños adquirirán un patrón de sueño similar al adulto (esto quiere decir que hasta ese momento pueden tener despertares durante la noche!).
Cuidar las expectativas
Entonces, muchos de los “problemas” de sueño que les atribuimos a nuestros bebés en realidad tienen que ver con nuestras expectativas: no duermen como esperamos que lo hagan, y esperamos que sean ellos los que se adapten a nuestro mundo adulto con sus características y obligaciones.
Al ser un proceso evolutivo y madurativo, no podemos intervenir para que “aprendan” a dormir, no hay técnicas ni recetas mágicas para lograr que duermen de “un tirón”. Cualquier libro o profesional que proponga un método para lograr que un bebé aprenda a dormir por sí solo desconoce la fisiología del sueño.
Acompañar respetuosamente
Simplemente podemos acompañarlos en este proceso de manera respetuosa, y estar en contacto con personas que puedan facilitarnos ciertas tareas para que podamos descansar cuando el bebé lo hace, o al menos, para que se nos haga más llevadero, y menos agotador, el día a día con un recién nacido o un bebé pequeño.
Algunos tips que pueden ayudar a transitar un poco mejor esta etapa de la ma/paternidad son:
- Ofrecer rutinas (por ejemplo todos los días antes de dormir, un baño con agua tibia)
- Reducir factores de estrés durante el día
- Estar tranquilos nosotros, los adultos, al momento de dormirlos
- Luz tenue u oscuridad
- Cantar canciones o contar cuentos
- Sesión de masajitos
- No pantallas
De ninguna manera, debemos dejarlos llorar (mucho menos dejarlos solos si están llorando) para que puedan conciliar el sueño. Hoy sabemos que esto tiene efectos nocivos para su desarrollo emocional, y además para el desarrollo de su cerebro, que está en una etapa crítica de desarrollo.
Un bebé al que se lo deja llorar mientras está tratando de dormir caerá rendido después de un tiempo de llanto, pero esto de ninguna manera es sinónimo de que esté aprendiendo a dormir, sino que esto ocurre como efecto de sustancias que su cerebro libera producto del estrés y que resultan tóxicas para su cerebro en formación.
Por lo tanto, sabemos que los primeros años de un bebé son agotadores para mamá y papá, que deben, además de criar a ese niño, continuar con sus obligaciones dentro y fuera de casa, pero que en la medida que sepamos que estos despertares son parte de nuestro crecimiento y de nuestra especie, podremos acompañarlos sin interferir y brindándoles respuestas más sensibles acordes a sus necesidades.
Busquemos ayuda y apoyo en familiares y amigos, que nos acompañen a transitar estos momentos de la ma/paternidad con un poco menos de carga y cansancio…. porque como dice el proverbio africano “para criar a un niño, hace falta una tribu entera”.
Qué otra sugerencia se les ocurre para transitar mejor esta etapa? Cómo han “sobrevivido” a los despertares nocturnos? L@s leemos!