Desde el año 2016, la Sociedad Marcé Española de Salud Mental Perinatal propone una campaña a través de la cual se intenta que la OMS proclame al primer miércoles de mayo como el Día Internacional de la Salud Mental Materna.
El objetivo de esta campaña es sensibilizar acerca de la importancia de la salud mental materna y mejorar los recursos destinados por los gobiernos a la prevención, detección y tratamiento de los trastornos mentales durante el embarazo y el primer año tras el nacimiento (trastornos mentales perinatales), con la finalidad de que más mujeres busquen ayuda, reciban tratamiento adecuado y menos sufran.
Cabe destacar que el estado psíquico de la embarazada y futura mamá repercute desde la gestación en adelante en el bebé, en su crecimiento y su desarrollo físico, cognitivo y emocional, a corto y largo plazo.
La ansiedad, el estrés o depresión materna se relacionan con abortos espontáneos, partos prematuros o bebés con bajo peso al nacer. Más a largo plazo, los estudios indican que pueden tener relación con déficit de atención, hiperactividad, problemas conductuales, CI más bajos, en los niños.
Muchas son las situaciones que pueden afectar la salud mental de las madres y en consecuencia este primer momento vincular constituyente: duelos sin elaborar (pérdidas, migraciones, abortos anteriores…), situaciones críticas de enfermedad grave personal o de un ser querido cercano, cambios en sus vidas como una ruptura de pareja, situaciones traumáticas (por ejemplo: accidentes de tránsito), situaciones de violencia, abuso y negligencia, entre otras.
¿Por qué necesitamos un día mundial de la salud mental materna?
- Para aumentar la sensibilización social
Cualquier mujer puede desarrollar un trastorno mental durante el embarazo y posparto, como depresión perinatal, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, bipolaridad y/o psicosis posparto.
Factores como enfermedad mental previa personal o familiar, pobreza, desnutrición, infecciones y violencia también suponen un riesgo añadido.
Socialmente no hay permiso para las dudas, la angustia, los temores, la ambivalencia en una mujer embarazada. La mujer debe estar feliz.
Existe una idealización de la maternidad y un estigma social que identifica la enfermedad mental en este periodo con ser “una mala madre”. Muchas mujeres por culpa, vergüenza, desconocimiento no cuentan, minimizan o niegan esas emociones y sentimientos negativos. Esconden sus sentimientos por miedo a ser tratadas como malas madres.
Se estima que un 20 – 25% de los embarazos terminan en un aborto espontáneo o en una muerte fetal. Además del sentimiento de pérdida y duelo, muchas de estas mujeres pueden experimentar un episodio depresivo, un duelo complicado o síntomas de estrés postraumático.
Dar a luz a un bebé prematuro o tenerlo durante un tiempo prolongado en una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, también puede influir en la salud mental materna.
- Para aumentar la detección y el tratamiento
En la mayoría de los países, la patología mental durante el embarazo y/o el posparto pasa desapercibida, no se detecta y, a pesar de que se dispone de terapias e intervenciones eficaces, las madres no reciben los tratamientos necesarios para su recuperación, teniendo esto consecuencias a corto y largo plazo, tanto para la madre como para el recién nacido, que a veces pueden ser trágicas.
La salud mental de las madres no es tenida en cuenta, y no se evalua, ni se atiende, de un modo semejante a como se hace con la salud física en la gestación.
Durante el embarazo, hay un contacto aumentado con los servicios de salud en gran parte de las mujeres, esto debe representar una oportunidad para la detección e intervención precoz, en relación a estos trastornos mentales.
La atención durante el embarazo no debe centrarse solamente en lo físico. Se debe incluir la evaluación y atención a la salud mental en los protocolos de seguimiento del embarazo/posparto y crear dispositivos específicos para la intervención hospitalaria.
- Para Influir en la política de los gobiernos
El suicidio y el infanticidio son las complicaciones más graves que puede tener la enfermedad mental, no tratada, de la madre en este período.
En los casos de infanticidio, las mujeres son consideradas y condenadas como criminales, en lugar de pacientes afectadas por una enfermedad mental grave, y necesitadas de cuidado y de tratamiento.
Es necesario conseguir que los gobiernos destinen más fondos e inviertan en recursos para la prevención, la detección, el tratamiento y la creación de dispositivos específicos para la recuperación de los trastornos mentales perinatales y paliar los efectos que éstos tienen a corto y largo plazo sobre las propias madres, sus hijos/as y sus familias.
Cuidar la salud mental de las madres supone invertir y mejorar la salud mental de la sociedad actual y futura.
Fuente: http://www.sociedadmarce.org/