Una vez más, desde 1992, se celebra durante la primer semana del mes de Agosto, la Semana Mundial de la Lactancia Materna.
Este año el lema propuesto por WABA (Alianza Mundial Pro Lactancia Materna, quien se encarga de la organización de esta iniciativa) es “Apoyar la Lactancia Materna contribuye a un planeta más saludable”.
Ya conocemos que la lactancia tiene muchísimos beneficios para la díada mamá y bebé, desde lo nutricional, inmunológico, vincular, emocional.
En este 2020, la propuesta es concientizar acerca de la importancia y el impacto que tiene la lactancia para la salud del planeta y su gente, y por lo tanto la necesidad de protegerla y promoverla.
La leche materna es un recurso natural y renovable; que no genera desechos; que no contamina; que cuida el agua; que no requiere de energía eléctrica; que disminuye el consumo de medicamentos, entre otros.
Dejar de lado los fundamentalismos
Si bien la lactancia es la forma de alimentación natural para los mamíferos, los seres humanos estamos inmersos y atravesados por una cultura y sociedad, lo cual complejiza la cuestión. A diferencia de otros mamíferos, la lactancia para las mujeres no es instintiva, supone un aprendizaje y, también, un deseo y una elección.
En este sentido, la iniciativa de la Semana Mundial de la Lactancia Materna no debería ser una oportunidad para convertir la lactancia en una exigencia o mandato a cumplir por todas las madres, o una instancia para culpabilizar a quienes no han deseado o podido amamantar a sus hijos. Los fundamentalismos deben dejarse de lado.
Por el contrario, esta celebración debe servir para apoyar, promover y proteger la lactancia materna para que aquellas mujeres que elijan y deseen amamantar puedan lograrlo y sostenerlo tanto tiempo como deseen.
La lactancia, un compromiso de todos
Que una mamá pueda amamantar a su bebé es responsabilidad de todos. En muchísimos casos, la lactancia se ve dificultada por factores que van más allá de la díada mamá y bebé, que no tienen que ver directamente con ellos.
Dar la teta no es tarea sencilla. Supone poner el cuerpo, presencia, constancia, paciencia, tiempo, entrega, conexión, confianza.
Y además, requiere de sostén, apoyo, contención, acompañamiento, red, información actualizada, menos mitos y prejuicios, respeto por la fisiología, nacimientos sin intervenciones innecesarias, políticas públicas.
Por lo tanto, esta iniciativa de la Semana Mundial de la Lactancia Materna se crea:
- Para que cada vez sean más las mamás que reciban información científica desde el embarazo respecto del amamantamiento.
- Para que haya más respeto por la fisiología del nacimiento, que tanto impacto tiene en el inicio y duración de la lactancia.
- Para que cada vez sean más las mamás y niñ@s que encuentren una red de sostén y apoyo para lograr sus lactancias.
- Para que cada vez haya más profesionales vinculados al nacimiento que conozcan de lactancia materna.
- Para que las puericultoras y asesoras de lactancia sean reconocidas en su rol y se incorporen a los equipos interdisciplinarios de salud.
- Para que contemos con licencias de maternidad que acompañen a esas mamás que desean amamantar exclusivamente a sus bebés los primeros 6 meses.
- Para que se creen políticas públicas que permitan y faciliten continuar con la lactancia luego de su vuelta al trabajo.
- Para que toda la sociedad tome conciencia de su rol respecto de la lactancia.
La alimentación como vínculo
Dar la teta no nos hace más ni mejores mamás; no seremos malas madres si elegimos o debemos darle leche de fórmula a nuestro bebé.
Tampoco dependerá de si logramos 6 meses de lactancia materna exclusiva o 2 años (o más) de lactancia.
El vínculo con nuestro bebé se construye. No se da sólo por el hecho de amamantarlo. Es cierto que las mujeres que dan la teta tienen ciertas ventajas hormonales que ayudan a desplegar su sensibilidad y capacidades maternales. Pero esto no quiere decir que quien dé una mamadera no podrá vincularse amorosamente con su bebé.
EL momento de la alimentación, sea de la forma que sea, es una instancia privilegiada para la construcción de ese vinculo.
A veces las dificultades que supone la lactancia como el dolor, la angustia, el agotamiento, la frustración, aún cuando se tomen cartas en el asunto para intentar resolverlas, convierten la lactancia en un padecimiento para esa mamá, que posiblemente pueda verse aliviada, y disfrutar de ese encuentro con su hijo, optando por otra forma de alimentación, como un biberón.
Recordemos siempre que, en la medida que haya amor, sin dudas, seremos la mejor mamá para nuestros hijos!
Feliz semana! Felices lactancias!